Nuestro país sufre desempleo, pobreza en un alto nivel de la población, violencia y una inseguridad desmedida, pero cuando de ayudar a personas damnificadas por catástrofes se trata, nos sale lo humano y apoyamos como si de nosotros mismos se tratase, y es que ante esta desgracia ocurrida a los haitianos, México no se puede quedar de brazos cruzados ante el recuerdo del terremoto de 1985, que dejo devastada a la Ciudad de México.
Puerto Príncipe, la capital de ese país quedo devastada, con más de 50 mil muertos y 250 mil heridos, y las cifras siguen creciendo, por lo que el caos imperante por el aglutinamiento de victimas en las calles, algunas más aun bajo escombros, las enfermedades diarreicas y otros brotes y el conflicto en el aeropuerto por la gran cantidad de apoyo mandado lo que origino una saturación que hace imposible una coordinación logística, hacen que la desgracia sea aun mayor.
Y es que la desgracia pega al país más pobre de Latinoamérica, en el que viven 9 millones de personas y con 4 millones tan solo en su capital Puerto Príncipe, Ciudad que desmerece ese título ya que solo el 19% que ahí habita tiene energía eléctrica y solo 2% agua entubada.
Los mexicanos y los veracruzanos siempre hemos sido solidarios, por lo que los exhortamos a que ayuden con alimentos no perecederos enlatados de abre fácil, agua embotellada de preferencia de 500 ml. y 1 lt., medicamentos no caducos, ropa de calor, cubre bocas, pañales y toallas sanitarias.
¡Ayudemos a nuestros hermanos!
Por: Miguel H. Rivas
Twitter: @MigueRivas
Twitter: @ObservatorioPRI
miguerivas@hotmail.com
Publicado en Facebook el viernes 15 de enero de 2010.
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